«Deberías». Cuando dejamos que nuestra mente se llenen de obligaciones la llevamos hasta tal punto de saturación que nos asfixia.
La palabra «debería» lleva asociada una carga negativa de autoexigencia.
Nos presiona diciéndonos que hay multitud de tareas sin realizar, extremadamente urgentes, importantes. Las «obligaciones» nos desbordan (lo entrecomillo porque, si lo piensas, es algo ficticio, algo que recrea nuestra mente).
Esto, irremediablemente nos genera un estado de estrés que nos bloquea, desencadenando emociones de miedo, inseguridad, desconfianza e incompetencia personal.
«Debería adelgazar», «debería estudiar», «debería encontrar un trabajo», «debería ganar más dinero»…, son ejemplos de pensamientos que se vuelven recurrentes y obsesivos.
Nos alejan de la acción ya que nos focalizamos en ellos derivando en las respuestas emocionales citadas anteriormente. Nos impiden ver las posibilidades.
Un truco para liberarnos de estos pensamientos es cambiar la palabra «debería» por «me gustaría». Si lo piensas, la primera es impositiva y lleva una carga negativa, mientras que la segunda: «me gustaría adelgazar», «quisiera estudiar», etc., desaparece esa carga y se transforma en positiva.
Se pasa del lastre que supone la obligación a la liberación y satisfacción que producen los deseos.
De esta manera, las emociones que desencadenarán estarán asociadas a la acción.