¿Creéis normalmente que sabéis lo que pueden estar pensando los demás sobre vosotros o sobre una situación concreta? ¿Sentís ofuscación porque creéis que vuestra pareja, amigos o familiares tienen que saber qué es lo que pensáis, qué sentís en un determinado momento?
Eso es a lo que denomina en psicología “pensamiento adivinatorio”.
El pensamiento adivinatorio se puede dar en dos direcciones. Una, es dar por supuesto que los demás tienen que saber nuestos estados de ánimo, lo que pensamos, lo que nos molesta o desagrada, aún sin expresarlo de modo alguno. La otra es, presuponer lo que los demás piensan, imaginando que aquello que percibimos e inventamos, es cierto.
En ambos casos, son elucubraciones que realiza nuestra mente, de manera automática y generalmente negativa; lo que nos lleva a interpretar erróneamente la realidad. Esto provoca un deterioro de la comunicación o la inexistencia de la misma, al no expresar claramente lo que pensamos, sentimos, etc., ni preguntar a los otros interlocutores nuestras dudas e impresiones.
Todo ésto nos lleva a generar situaciones de conflictos, malos entendidos, falsas expectativas… Sumiéndonos en un estado de bloqueo, frustración e incomprensión de porqué sucede ésto.
El pensamiento adivinatorio es una de las causas del deterioro de nuestras relaciones interpersonales, especialmente, de las relaciones de pareja.
Es típico creer que la otra persona debe saber en cada momento qué pensamos y qué sentimos, porqué nos ha molestado algo o que estamos muy orgullosos y felices, sin comunicarlo, únicamente por nuestros gestos y expresiones no verbales. Y nos molestamos aún más, si no responden atendiéndonos como nosotros esperamos.
Para evitar que nos suceda, es necesario aprender y practicar una serie de estrategias:
1-. Detectar cuándo empiezas a hacerte “películas mentales” sobre los demás o uno mismo/a.
2-. Intentar detener este proceso mental, racionalizándolo y haciéndolo consciente: “¿realmente tengo toda la información para pensar y creer eso?”, “¿cómo puedo saber lo que están pensando de mi?”, “si nadie me lo ha dicho…¿por qué he llegado a esa conclusión?”.
3-. Aprender habilidades comunicativas: hacer preguntas aclaratorias, asegurarse de que nuestro interlocutor ha entendido realmente lo que nosotros hemos querido expresar, nuestra intención, nuestro punto de vista.
No os dejéis llevar por interpretaciones subjetivas y presuposiciones. Intentad obtener la mayor información posible para formaros un criterio lo más certero posible. Evitad que vuestra mente tome las riendas, a través de los pensamientos, y os torture sin sentido. No caigáis en la ofuscación.
Simplificad el pensamiento, desvestirlo, reducirlo y liberáos de carga.
Y sobre todo, trabajad vuestra Autoestima, ya que, si no la tenemos sana y fortalecida, es irremediable caer en estos pensamientos adivinatorios automáticos.
¡Ánimo que es posible!
Fuentes:
– Pensamiento adivinatorio: https://esnormalloquemepasa.wordpress.com/2014/01/08/adivinacion-del-pensamiento/
(Imagen: Pixabay.com)