La Cuadrícula

¿Eres de las personas que planifican todo hasta el más mínimo detalle?. ¿Necesitas tener todo bajo control?. ¿Te sientes como atrapado/a en tu vida?.

Quizás sientas cierta angustia cuando percibes que algo se te escapa, huyendo de lo imprevisible, de la sorpresa…

Si es así, tu vida se representa como si fuera una «cuadrícula». La cuadrícula como símbolo de lo estructurado, de la rigidez, del estatismo.

Es importante fijarse metas siempre y cuando éstas sean: concretas, realistas y viables. De lo contrario, el “hacernos castillos en el aire” conlleva el riesgo de caer en la frutración contínua.

Eso no significa que no podamos marcarnos objetivos grandes a largo plazo, pero no debemos olvidar que hay pasos intermedios que dar antes.

La vida es una escalera ascendente, que vamos subiendo peldaño a peldaño. De otra manera, es complicado.

Una vez que vamos descubriendo nuestros objetivos, buscamos las acciones a llevar a cabo para alcanzarlos. Esa puede ser una cierta planificación de hacia dónde queremos dirigirnos.

La planificación no deja de ser una mera guía que en culquier momento hay que desbaratar, rehacer y poner en práctica de nuevo porque, contrariamente a “nuestro deseo” o convencimiento, la vida es expontánea, natural, impredicible y nada segura.

Ésto, nuestra percepción de “falta de control”, no debe suponernos temor o inseguridad. Todo lo contrario. Podemos traducirla en pasión y emoción.

Emoción que supone ir descubriendo los diversos momentos que nos depara el día a día. ¡Esa es la aventura de vivir!.

Así que, utilizad la cuadrícula con moderación pero no la hagáis vuestra vida.

No os identifiquéis con ella, ya que, de lo contrario, perderéis parte del sentido de la vida. Que no es otro que el de: sentirla, vivirla, disfrutarla, amarla.

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