Algo que permanece muy vinculado al mundo de las emociones es el Arte.
A través de la pintura, la música o la cerámica, los artistas expresan inquietudes, miedos, deseos, experiencias, etc. Igualmente, nosotros podemos recurrir a alguna de estas disciplinas para manifestar aquello que de manera verbal, con palabras, somos incapaces.
Cualquier actividad artística nos ayuda a plasmar nuestras emociones, tanto de manera consciente como inconsciente. Es un recurso utilizado como terapia por profesionales de diversos campos: arteterapia.
Ayuda a reducir niveles de estrés, mejorar la autoestima, profundizar en el autoconocimiento, entre otros beneficios.
Al realizar una creación, en primer lugar, centramos nuestra atención en lo que hacemos; evadiéndonos y permitiendo dirigir nuestra mente de forma consciente hacia la tarea.
Durante el proceso de creación podemos darnos cuenta como, dependiendo de lo que sintamos, utilizaremos unos colores u otros, crearemos unas formas u otras. Elegiremos unos temas acordes con nuestro estado de ánimo, nuestras vivencias. También, nos supone un momento para ahondar en nosotros mismos. Un espacio y tiempo que nos dedicamos, de reflexión, introspección.
El resultado nos podrá dar pistas sobre qué ha sucedido o está sucediendo en nuestro interior: miedo, preocupación, serenidad, optimismo, amor…
Lo creado puede ser un simbolismo, una metáfora sobre una situación que estemos viviendo. Por ejemplo: pintar con colores oscuros puede ser significado de preocupación, tristeza o necesidad de recogimiento; los colores vivos expresan energía, vitalidad, optimismo. Una figura determinada: un puente o un edificio derruido puede significar algo deteriorado en nosotros, nuestro entorno.
El arte puede ser un medio para entender y disolver bloqueos que nos impiden seguir evolucionando hacia seres completos que aceptan y disfrutan de la vida tal cual se presenta.
Referencia: https://es.wikipedia.org/wiki/Arteterapia