¿Quién soy? Iniciando el camino del autoconocimiento.

Seguro que alguna vez en tu vida te has hecho esta pregunta: ¿quién soy?.

Si no es así, quizás éste sea momento de hacerlo.

Nos vamos creando una imagen de nosotros mismos: el autoconcepto. Desde que nacemos, nuestra imagen está determinada por aquello que nuestros padres, familiares, amigos, profesores…etc., nos han ido diciendo que somos o parecemos ser.

Una pieza fundamental son las vivencias que hemos tenido en nuestra infancia. Qué es lo que hemos ido oyendo de la gente de nuestro alrededor sobre nosotros. Dependiendo de lo que nos hayan dicho y hayamos interpretado, tendremos un autoconcepto u otro. Por ejemplo: si nos han dicho que «somos un error», «somos inútiles», «no servimos para nada», etc.; difícilmente podremos tener un concepto positivo de nosotros mismos. Sin embargo, en el caso contrario, si hemos tenido un entorno en el que hemos sido valorados, no juzgados duramente ante un error o fracaso, nos han animado a intentarlo una y otra vez, nos hemos sentido queridos…etc., nuestro autoconcepto será positivo.

Por otra parte, conforme crecemos vamos creando y asumiendo diferentes «roles», personajes. Somos hijos/as, estudiantes, parejas, madres/padres, profesionales, pacientes, y un largo etcétera que nos hace «enmascararnos» dependiendo del contexto que nos toque. Así, nos ponemos «la máscara» de hijos/as cuando vamos a ver a nuestros padres, «la máscara» de amigos cuando estamos con ellos.

Llega un momento en que vivimos tan acostumbrados a nuestros roles, a interpretar diferentes papeles que nos olvidamos de quienes somos en realidad. Olvidamos cuáles son nuestros gustos, nuestras necesidades, nuestras emociones. Vivimos tan proyectados al exterior y, en muchos casos, a complacer a los demás que nos olvidamos de algo fundamental: de nosostros mismos.

Cuando esto sucede existen dos posibilidades: que sigamos la corriente, el ritmo frenético aunque sintamos que algo falla, que no funciona del todo bien porque nos sentimos frustrados, tristes, vacíos, angustiados. O que nos detengamos, nos cuestionemos e intentemos encontrar las respuestas. Esta segunda opción es lo que llamamos: autoconocimiento.

Al igual que has decidido leer este post, es decisión personal iniciar la aventura de profundizar en tu Ser. Un viaje a las profundidades de quienes somos, del sentido de la vida que, aunque tiene los alicientes del descubrimiento y aprendizaje, sabiduría, no deja de ser un camino arduo y algo espinoso.

Te animo a que inicies y continues en este proceso de búsqueda interior y conciencia a través de varias vías: meditación, artes, lectura, alimentación, etc.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.