Soledad y silencio: sabios maestros

¿Qué os sugiere la soledad?¿Y el silencio?¿Qué sentís si os imagináis solos/as?¿Y en silencios prolongados…?¿Qué pensáis?¿Cómo os sentís?

En nuestro aprendizaje se nos enseña que la soledad y el silencio son negativos.

Aprendemos a huir de ellos, a rodearnos de estímulos constantemente: gente, eventos sociales, a la búsqueda incesante y angustiosa de encontrar pareja para no estar solos/as porque «seremos infelices».

No nos damos cuenta que, cuanto más nos proyectamos hacia el exterior más nos alejamos de nosotros mismos, de nuestro centro, de nuesro interior. Mayor es nuestra insconsciencia y menor nuestro autoconocimiento.

Llegamos a actuar como autómatas ya que son nuestras creencias transmitidas generación tras generación, las que nos empujan a actuar, sin que esta acción haya sido fruto de una introspección, una decisión reflexiva.

¿No os ha pasado tener encendida la televisión durante horas, a pesar de no estar viendo nada en concreto o, incluso, estar realizando otras tareas? «Para sentirnos acompañados». Ese «rum, rum» contínuo, ese murmullo ensordecedor; lejos de acompañarnos nos adormece más. Nos anestesia, nos satura mentalmente.

Es hora de, si queréis, experimentar la soledad y el silencio. Es hora de atrevernos a conocer a estos/as dos sabios/as maestros/as.

Es momento de acercarnos, conocernos, preguntarnos, comprendernos, amarnos… Esta es la oportunidad que nos ofrecen Soledad y Silencio.

Disolvamos nuestro prejuicio de «son malos», ya que, si nunca hemos mostrado interés hacia ellos, ¿cómo podemos juzgarlos tan duramente?.

Conocer es profundizar. Descubrir aspectos de nosotros que nos gustan más y nos gustan menos. Aceptarlos o trabajar en ellos.

Soledad y Silencio nos envuelven, nos acompañan en nuestra vida aunque no los percibamos.

Lo desconocido produce miedo, inseguridad, desconfianza mientras que lo que se conoce, se puede llegar a comprender y aceptar.

Os propongo una pequeña actividad: probad, cuando estéis solos/as, a apagar la televisión o el móvil durante horas (si son los dos, mejor).

Es difícil, ¡lo sé!. Es un hábito fuertemente arraigado, una «necesidad» que nos puede llegar a generar ansiedad («tengo que estar conectado», «tengo que responder a todos», «tengo que estar presente»,»y si sucede algo», «hay que estar localizados», etc.). Quizás al principio sea extraño, complicado.

Intentadlo. Intentad neutralizar esos pensamientos automáticos que nos llegan con palabras, frases tales como: «no pasa nada», «estoy bien»,»todo está bien», «este es mi momento», «voy a disfrutar»

 Con la práctica, descubriréis un remanso de paz, calma, serenidad con vosotros mismos. Atención plena en nuestro centro.

Esta es una de las liberaciones.

2 respuestas a “Soledad y silencio: sabios maestros”

  1. Tamara dice:

    Querida Jen:

    Gracias por brindar esta ayuda a otras personas.

    Te felicito también porque opino que, además de terapéuticos, son unos textos muy hermosos y muy bien escritos.

    Ya me he suscrito.

    Espero con ilusión toda el agua de esta fuente,

    Un abrazo fuerte y sosegado,
    Tamara

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.